04 Jul La Catedral que late en mi corazón
Visitar Toledo y visitar la Catedral son la misma cosa; es imposible no quedarse prendado con la exuberancia y la belleza de tan magno edificio.
Y aunque no sé muy bien los años que tendría cuando entré por primera vez en la Primada (ya me cuesta poner fecha cuando echo la vista atrás -será por haber entrado ya en los cincuenta-), sí recuerdo que lo hice de la mano de mi madre, mi padre y mis hermanos.
Y recuerdo que cada quince de agosto, cumpleaños de mi hermano y fecha grande por ser el Día de la Virgen, pasábamos el día en Toledo, en familia. Y cuando llegábamos a la Primada mis padres nos hacían siempre la misma pregunta: -“¿cómo consiguieron meter a San Cristóbal en la Catedral?”-. Y al no saber qué responder, por el imponente tamaño de Cristobalón, siempre nos daban la misma respuesta: -“pues en botes de pintura”-.
El recuerdo de nuestras primeras visitas en familia, quizá, se parezca a las de cualquier familia de turistas. Pero con el tiempo entendí que mis padres nos llevaban a la Catedral, no solo por su valor arquitectónico, pictórico y cultural, sino por encontrar también allí un momento de oración.
Y es un momento que recomiendo experimentar a cualquier familia, a cualquier persona, y especialmente a los más jóvenes: admirar la belleza arquitectónica y cultural del templo para, luego, rezar en la intimidad y entender que la belleza estética queda en un segundo plano ante la verdadera belleza de la catedral.
Afortunadamente, he podido venir a Toledo y a la Primada en otras muchas ocasiones; como cursillista o en visitas esporádicas antes o después de cualquier reunión de trabajo. Y la catedral siempre me ha servido de refugio para tener un momento de intimidad y poder rezar.
En fin, esta Catedral Primada que late en pleno corazón de Toledo es la que también late en mi corazón, y siempre estará asociada a mi memoria.
Gracias a este artículo por hacerme recordar dónde dí, con mi familia, los primeros pasos como creyente.
– Pepe Rodríguez –
Chef del Restaurante El Bohío