Los Arzobispos de “la Edad de Oro” de Toledo

Pilares de la Primada (3)

 

Gracias a la primacía eclesiástica de la diócesis y a su relación con la monarquía, Toledo y su Catedral fueron durante siglos el epicentro religioso, político y cultural de la península. Y aunque la residencia de los monarcas medievales solía ser itinerante,  desde que los Reyes Católicos la eligen como capital administrativa y religiosa de la corona, la Primada y sus obispos comienzan una “Edad Dorada” que se prolongó hasta mitad del S.XVIII, cuando se limitaron las recíprocas intromisiones entre la Iglesia, el Estado y la Corona. Les invitamos a conocer a algunos de los protagonistas de esta época del episcopologio toledano que marcó un capítulo fundamental en la historia de la Iglesia y de la Catedral Primada.

El primer monarca visigodo de la península (Atanagildo -555-/567-), ya situó la capitalidad de su reino en Toledo. Y el rey Recaredo (586/601), ordenó la construcción en la ciudad de una basílica en honor a Santa María y convirtió a la diócesis toledana en el primer reino visigodo-católico de la península ibérica. Esa primacía episcopal se mantuvo a pesar de los casi 300 años de ocupación árabe de la ciudad y fue confirmada por el Papa Urbano II en 1227.

Con la unificación de los reinos de la península bajo la corona de los Reyes Católicos, la “urbs regia” comienza la llamada “Edad de Oro” de la iglesia en Toledo, que se inicia con el obispado del poderoso Alfonso Carrillo de Acuña (que acabó su vida retirado y defenestrado en Alcalá de Henares por apoyar las pretensiones a la Corona de Castilla de Juana La Beltraneja, sobrina de Isabel la Católica), y continuó con el Gran Cardenal y consejero de la reina Isabel, Pedro González de Mendoza (consejero de los Reyes Católicos y conocido como “el tercer rey”) y con su sucesor, el cardenal Cisneros.

La llegada de Carlos V a Toledo en 1527, donde instaló su Corte durante 34 años, supuso el culmen de esa época dorada en la que los obispos toledanos lo eran también de otras diócesis, y acumularon cargos eclesiásticos y gubernamentales, como Inquisidores generales, Consejeros o Cancilleres de la corona, o, directamente, como virreyes y regentes.

A Mendoza y Cisneros le siguieron otros obispos con gran poder como Fonseca (que sumó el cargo al del arzobispado de Santiago), Juan Pardo Tavera (fundador del Hospital de san Juan Bautista) Juan Martínez Silíceo (impulsor del Colegio de Doncellas Nobles y del Colegio de Infantes), Carranza (que pasó de arzobispo primado y consejero real a ser falsamente acusado por la Inquisición de relacionarse con el luteranismo castellano), Gaspar de Quiroga (artífice del primer “Sacrarium” de la catedral que ha dado nombre y advocación a la Patrona de la ciudad, la Virgen del Sagrario), o Bernardo de Sandoval (erigió la Capilla del Sagrario y el Ochavo de la catedral).

Pero con la aparición del Renacentismo, el Racionalismo y las corrientes Ilustradas de la Edad Moderna, la poderosa bicefalia medieval Iglesia-Corona entra en conflicto por la injerencia entre ambas instituciones en el reparto de sus privilegios. En el S.XVII encontramos un ejemplo en Toledo de la llamada política regalista de los Austrias, ya que obligaron a nombrar al adolescente sobrino de Felipe II, Alberto de Austria, cardenal y arzobispo coadjutor de Toledo entre 1620-1641. Y un siglo después, el absolutismo  de los primeros borbones hizo lo propio con el hijo de Felipe V, Luis Antonio de Borbón, que accedió en 1735 al arzobispado primado, con sólo ocho años, sumó el título de arzobispo de Sevilla en 1741, y acabó abandonando sus cargos en 1754 para casarse, no sin antes encargar la construcción de la peana de la gran Custodia de Arfe sobre la que se exhibe desde entonces en la Sala de Tesoro de la Catedral.

El equilibrio entre la Corona y la Iglesia (en general), y entre la monarquía española y la diócesis primada (en particular), se reestablece en 1753 con el primer Concordato (*) de la edad moderna y el posterior de 1851, dando origen a nuevos capítulos del episcopologio toledano que serán analizados en próximas entregas.